Michael Völker
La Radio: El Principio Casualidad





Con radicalidad la radio no tiene nada que ver. Por lo menos sólo muy poco y rara vez. En cambio mucho más con casualidad. La radio es eficaz desde la vista de pájaros que circulan en el aire dejando caer sus excrementos. (En divulgación científica llamado "vista de cagada de pájaro".) Esto igualmente toca tanto al emisor como al receptor,aunque efectivamente sólo el segundo queda "tocado". La literatura especializada también quiere hacernos creer que (escuchar) la radio tenga algo que ver con radiación electromagnética. Con radioactividad en cambio, definitivamente no tiene nada que ver, aunque ésto enfade a algunos de los ágiles y laboriosos autores de programas.

El principio casualidad: Naturalmente hay los chicos que a su hora esperan la lista actual del hitparade; los jubilados que saben cuando se hace tributo a la nostalgia y cuando habla el médico de la radio; los interesados en el deporte que esperan con ansiedad los resultados y las retransmisiones de los partidos; finalmente los interlectuales que se toman el tiempo para "escuchar atentamente" los raros matices de cultura intercalada y especialmente marcada como tal - aun más: para "asistir" a ellos (lo cual se habrá de soportar de manera concentrada y asi vivirlo en el marco de este proyecto); y probablemente otros más. Había tiempos en los que se ponía el radioreceptor, por ejemplo a las doce en punto, porque entonces se emitían las noticias o las campanas de mediodía, o los programas con el moderador popular y las melodías conocidas; y se volvía a apagar a la una en punto - no sólo un suceso sino también una coordenada en el transcurso del día.

Sin embargo: La radio hace efecto y actua por la casualidad. Y ésto categóricamente y con intención. Hay un principio detrás. Y a ustedes les afecta por sorpresa, como "desde un cielo despejado." También y sobre todo cuando tengan un techo sobre la cabeza: Al desayunar, en el coche, en el ascensor, en la tienda, en la tasca, en el lugar de trabajo. Y casi siempre alguien más ha puesto el aparato. Los momentos en los que un programa no sólo "cae del cielo" sino también interesa son excepcionales, como seleccionados a mano. En definitiva: ¿Qué periódico aun trae impreso un programa de la radio? Ya que casi no dan abasto con los programas de la televisión.

Esto podría ser un atractivo, en todo caso es la fuerza de la radio. La radio es un veneno lento (¡radiante!) que se suele presentar de manera muy cortés y aparentemente inofensivo, para colarse después furtivamente en el cerebro por los conductos auditivos y ocupar allí su sitio, cada vez más sitio. Y cuando se va otra vez se lleva algo, una cosa ésta cambiada por otra. Y nos habíamos olvidado de cerrar con llave. Un robo con infracción del cual nadie se hace responsable.

La radio influye. Sea determinando una melodía, una idea o bien una ideología. Esto en cambio no es una casualidad sino muy eficaz. Y ayuda a la economía y la/su polítca. Incluso cuando rebeldes o la oposición tienen establecida una emisora: Sin popularidad y embalaje atractivo no llega ningún mensaje. Por eso el principio casualidad no se puede dejar a la casualidad. El pueblo quiere que lo entretengan, y no recibir disposiciones autoritarias, ni ser instruido ni dirigido. Por lo tanto hay que embalar el mensaje de una manera que aparentemente no sea reconocido. No hay interés en mensajes. (Excepto si son buenos y bonitos - y entonces inútiles.) La propaganda no se ajusta a la oferta y la demanda, las impone.

¿Hay un público que tiene otro objetivo que aprovechar y venerar, de una u otra manera, los intereses del capital? ¿Existen realmente medios de publicación que no son controlados por el capital, que no son sostenidos por el negocio publicitario y por la ambición de los escritores, moderatores y autores de programas de "intro-escribirse", "intro-hablarse" y "intro-crearse" en el gran Establishment? El público siempre es también el público de los que mandan, repartido en huecos del mercado. Se divulgan las ideologías dirigidas de manera específica a los estratos sociales y lo que se divulga se presenta en el mercado, al servicio de su automantenimiento. La categoría periodística se llama venta.

La noticia como mercancía, la información como consumo. Lo que no se puede consumir, normalmente no se emite. Contradicciones entre emisor y receptor son contraproducentes. Quien quiere mantenerse en el mercado tiene que mantener la conexión con la opinión pública y de esta forma con el creador de opinión más poderoso. Se evitan conflictos, aunque sea por la aceptación verbal de claras situaciones abusivas. Esto incluye también evitar provocaciones innecesarias - o permitirlas. Total: Escuchen y escuchen bien. Y confien absolutamente en sus propias experiencias. ¿O están leyendo todo ésto por pura casualidad?